Monday, September 04, 2006

En los países Musulmanes no se bebe

Editorial
TalCual


CHÁVEZ: “EN LOS PAÍSES MUSULMANES NO SE BEBE”


Cada vez que el Presidente regresa al país, ilustra a los venezolanos y venezolanas con sus hallazgos extra muros. Nos habla de Mao y de Ho Chi Ming, a quienes leyó con fruición en sus días de cuartel y cuyos países acaba de visitar. Textos “envenenados” que le daba su hermano Adán, quien se supone ya había probado la manzana roja y que ahora, gracias al Airbus y otras cositas, puede comprobar Chávez in situ. También reveló que en las naciones musulmanas no se bebe. Quizás, algún día cercano, el Presidente nos cuente de otras prohibiciones que existen en ese mundo de por alá.

Lo de la bebida viene a cuento por el asesinato de la médico cubana Raquel de los Angeles Pérez Ramírez, atacada sin motivo aparente por un joven de 22 años el sábado a primeras horas de la tarde. Chávez estaba francamente conmovido, como debe estarlo un Jefe de Estado que gobierna un país con altísimos índices de violencia, que es sacudido con demasiada frecuencia por crímenes horrendos que ponen en evidencia serios problemas sociales y la eficiencia de los cuerpos policiales y las instituciones encargadas de aplicar la justicia.

Pero Chávez siempre es Chávez y sus explicaciones suelen ser interesadas, superficiales y destinadas, las más veces, a acorralar y acusar a sus “adversarios”. El incremento del hampa tiene un culpable: los medios de comunicación que envenenan –y en este caso, el veneno sí es malo- a la población, a la que incitan al consumo de alcohol y las drogas. “Los alcaldes no pueden permitir eso de estar bebiendo cerveza y ron en las esquinas”, dijo. Hay que saludar como positivo que el Presidente advierta lo que pasa por estas calles y que conmine a los responsables municipales –alguno muy protagónico en su ausencia- a enfrentar los problemas reales de la gente y las comunidades.

Por esa vía podrá seguir haciendo hallazgos pero ya en territorio nacional. Por ejemplo, pudiera volver a emplear su disfraz de Pavo Lucas y transformarse en un marchista de esos que bajan al aeropuerto a recibir al Presidente una tarde de viernes, cuya jornada laboral fue gentilmente acortada para homenajear al nuevo líder redentor. A juzgar por sus pertrechos, Chávez podrá constatar, también in situ, que los que usan franelas rojas no son musulmanes. Al menos en la forma como combaten el sol y la sed, duras pruebas a los que los somete el proceso revolucionario.