Monday, September 04, 2006

Frases memorables

Opinión
Omar Estacio
El Universal

UNA FRASE dice más que mil palabras. Pero para que opere tal multiplicación de conceptos o estalle ese capullo fragmentario de emisión de mensajes, la frase correspondiente tiene que ser cortante, ingeniosa y además breve, porque no se concibe una cita célebre, en las aguas estancadas de la perorata interminable y tediosa.

Un toque de humor, ironía e incluso de crueldad hace la diferencia, muchas veces, entre la reflexión condenada al olvido y la que alcanza la inmortalidad enmarcada en unas buenas comillas.

Lanzarla en el instante preciso constituye, también, un elemento decisivo.

"¡Qué irónico es, precisamente, que a través de la palabra, el hombre pueda degradarse por debajo de los que no tienen palabra!" (Kierkegaard); "Si el pensamiento corrompe el lenguaje, el lenguaje corrompe el pensamiento" (Orwel); "El insulto, es la supuración del alma" (Picón Febres).

Son expresiones que ocupan un sitial de honor porque dichas a tiempo, detuvieron algún episodio de orgía o de depravación del espíritu.

Hoy se las recuerda cada vez que cualquier zafio, sobre todo desde la tribuna, olvida que el idioma es por naturaleza, gregario e integrador y que utilizarlo en sentido inverso lo degenera a la condición de bramido.

Los venezolanos, hemos tenido poca fortuna en lo que se refiere a la producción de citas memorables.

No nos referimos a la falta de ingenio, ironía, agudeza, materias primas que siempre han proliferado en el país.

Ocurre que las frases con un mensaje edificante han sido celebradas y aplaudidas por la mayoría, pero su vigencia ha naufragado en la hipocresía.

Por el contrario, algunos párrafos disolventes, cínicos y apologistas de contravalores, han sido convertidos en dogma de modo que lo que se ha censurado en público, ha terminado por erigirse en costumbre que se practica en privado.

Tomemos algunos ejemplos, en cronológico desorden.

PRIMER LOTE. "¡El mundo es del hombre osado!". A ver, compare el éxito de tal apotegma con su contraparte del doctor Vargas ¡El mundo es del hombre honesto! Hay que admi tirlo. Carujo, él solo, era el Ceresole, la Haenicker y el Ramonet, de su tiempo.

¡Bochinche, bochinche!". Nunca dos palabras, nada más, han resumido con tanto acierto el comportamiento de un pueblo, en particular, en funciones de gobierno.

Es lamentable que, Miranda no esté siendo emulado como precursor, ni como psicólogo social, sino por el confuso episodio según el cual al preparar su frustrada huida, junto con sus macundales, empacó los caudales de la revolución.

"El talento, sin probidad es un azote". No quisiéramos contradecir por contradecir, sin embargo "La falta de probidad sin talento, es más azote, todavía". Lástima que nuestro Libertador no se puede dar una vuelta por cierto consejo de ministros para corroborarlo.

"La Constitución da para todo". Se le atribuye a José T. Monagas. Esta sentencia hubiese sido más irreverente de haber existido en tiempos monagueros cierta clase de papel, desechable y todouso, empleado en la interpretación actual de leyes y preceptos constitucionales.

"Venezuela, es una madre a la que heredamos en vida", dado el carácter anónimo de su autor, tal frase constituye una especie de monumento al soldado desconocido del autoproclamado socialismo del siglo XXI.

SEGUNDO LOTE. "La tolerancia, es la cortesía de la inteligencia". Celebrado autor de los cuentos "El diente roto" y "Opoponax", Pedro Emilio Coll, es el padre de esta muy hermosa cita, desfasada y hasta demodé, hoy día, puesto que en la revolución no se enaltece la tolerancia ni la inteligencia, sino con la obediencia perruna.

"¡Ay del país, en el que el hombre honesto teme a las autoridades!". Augusto Mijares, calificaba a Boves de racista con más ambiciones que ideas. "Era de la clase de supuestos revolucionarios agregaba el autor de la mencionada frase que acaban por ser los peores entreguistas".

Don Augusto, se sorprendería de las loas que ha recibido Boves, en cierto programa dominical. ¡Ay, del país en el que los bandoleros se erigen en paradigma de las autoridades y éstas en paradigmas de los bandoleros!

"Sembrar petróleo". Cuando Uslar murió, el gobierno le negó los honores que sí le prodigó a Danilo Arderson. Sin embargo, ha seguido con fruición la prédica uslarista de sembrar petróleo (sembrarlo, en las cuentas off shore de Bahamas, Suiza, Gibraltar y toda clase de paraísos fiscales).

"Es preferible que digan, aquí huyó un cobarde a que digan, aquí murió un valiente". Gema retórica que adorna el Museo Militar y que recorre sus estancias como testimonio del instinto revolucionario de conservación y seguir pegado al sabor.