Wednesday, August 30, 2006

Desconcertante pantomima

Artillería de oficio
Marianella Salazar
El Nacional

Confieso que me produce un gran desconcierto el anuncio del Comando Táctico Nacional del MVR de pasar a Juan Barreto a una especie de tribunal disciplinario llamado Comisión de Sustanciación, a cargo, ¡nada más y nada menos!, que del capitán Eliézer Otaiza, que informará sobre la responsabilidad del alcalde metropolitano en el escatológico acto que protagonizó la semana pasada en el Teatro Teresa Carreño contra los alcaldes de Baruta y Chacao, Henrique Capriles Radosnki y Leopoldo López.

Se trata de un ardid para intentar apaciguar los ánimos en la opinión pública y voltear la matriz creada por la bochornosa conducta del alcalde emeverrista.

El mismo Diosdado Cabello, actuando como vocero y tratando de guardar las apariencias, dijo que "el MVR no puede comprometer un juicio público por lo dicho en un acto al que no estaba invitado y que pertenece a una instancia completamente distinta"; es decir, que puso en duda todo lo que vimos y oímos con perplejidad a través de las pantallas de televisión.

Deja muy en claro que esa investigación será una pantomima más, que Barreto no tendrá necesidad de defenderse, porque su escatológica actuación ha sido más que justificada por su defensor, Germán Mundaraín, para quien el linchamiento de Capriles y López estuvo más que merecido.

Así se desprende de sus feroces declaraciones en Radio Nacional, en las cuales el defensor del pueblo emeverrista la emprendió contra los alcaldes de Chacao y Baruta, y los acusó de varios delitos, entre ellos los de conspirar y auspiciar "guarimbas con la cobardía propia de una gavilla delincuencial".

Para el miembro del Consejo Moral Republicano, los abominables crímenes perpetrados en la plaza Altamira, desde la muerte de la joven Keyla a manos de un demente o sica rio como "el caballero" Joao De Gouveia, o de la señora Maritza Ron por un pistolero de boina roja muy bien identificado y que goza de libertad, son responsabilidad del alcalde de Chacao.

Como prueba, Mundaraín esgrime la existencia de una foto de Leopoldo López con una máscara antigases y un chaleco antibalas. Se trata de una imagen publicada en medios impresos durante las protestas en las cuales los ciudadanos recibían tiros, perdigones y bin ladens a mansalva.

El que López llevara esos adminículos, como máxima autoridad de la policía municipal de Chacao, significa que se estaba protegiendo de la brutal y despiadada represión desatada por el Gobierno con sus brigadas de guardias nacionales cuando, protegidos cada uno como Robocop y armados hasta los dientes, trataban de mantener a raya a los manifestantes que arriesgaban sus vidas en aquellas memorables concentraciones.

Al parecer, Capriles y López todavía no reciben "lo suyo", además de "la inhibición de uno que no se va a poder lanzar en los próximos ocho años, y el otro va preso después de las elecciones por asaltante de embajadas" (Barreto dixit), tendrán que recibir un castigo que sirva de escarmiento definitivo cuando se endurezca el régimen y deje de ser tan "extremadamente suavecito", como lo indica el defensor del pueblo.

El miserable comportamiento de Barreto no sólo fue una iniciativa con premeditación y alevosía, sino que es y será el tono de un régimen interesado en abonar terreno para el terror, para muestra están las expropiaciones de campos de golf declaradas ayer como "adquisición forzosa", que reducirán los pulmones verdes de la capital.

Intentar penetrar en el cerebro de seres como Barreto y Mundaraín produce un desconcierto total, no ya desde el punto de vista político, social y moral sino desde la simple estatura de hombres.