Friday, September 01, 2006

El discurso de hoy

Opinión
Gerardo Blyde
El Universal

RESULTA INOCULTABLE la molestia del candidato Chávez al comparar su acto de inscripción ante el CNE con el acto que días después tuvo Manuel Rosales. En el segundo hubo emoción, esperanza y compromiso.

En el primero hubo demasiadas caras largas de muchos movilizados, que ya no se emocionan ante el mismo disco rayao antiimperialista que se repite mínimo cinco veces por semana y que pretende hacernos a todos pobres por igual.

Rosales no quiere pobres, quiere un país de propietarios, de veintiséis millones de propietarios. Chávez quiere un país de veintiséis millones de pobres, a excepción, claro está, de los doscientos mil nuevos ricos revolucionarios.

La respuesta al acto en pleno centro de Caracas de Rosales, será una recepción hoy al eterno viajero que llega finalmente al país luego de su último periplo. Ocupa más tiempo gastando afuera lo que pertenece a todos los venezolanos que ejerciendo el cargo para el cual aspira ser reelecto.

LAS PROMESAS DE CHAVEZ, luego de siete años de gobierno, suenan huecas, a palabras repetidas de escenario en escenario, de acto en acto, de micrófono en micrófono. Para colmo, su agenda internacional priva sobre la nacional y sus propios partidarios se sienten huérfanos de candidato.

Rosales viene con obras que lo respaldan desde el Zulia, que hacen creíbles sus promesas. No ha gobernado para los micrófonos, ha gobernado para los zulianos, para todos los zulianos sin exclusiones políticas.

Chávez sigue, a estas alturas, anunciando futuras obras y pretendiendo que con las que finalmente dará por inauguradas en estos días, podrá tapar la ineficiencia gubernamental de siete años.

Escribo estas líneas y aún el viajero está afuera, pero casi con exactitud podemos predecir parte del discurso que dará hoy viernes (fecha de su arribo y de su acto de recibimiento), durante la manifestación que bien podríamos denominar "el desquite" del excelente acto de inscripción de Ro sales.

Seguro que el viajero narrará lo bien que le fue en China, los tremendos negocios, llamados "acuerdos de cooperación" que suscribió.

También nos dirá que, sin buscarlo, China le ofreció de manera espontánea su apoyo para ingresar al Consejo de Seguridad de la ONU como miembro no permanente. Hablará de su paso por Siria, su amistad eterna con ese pueblo.

Los magníficos acuerdos suscritos con Malasia no faltarán, y, como siempre, no perderá oportunidad para darle dos o tres insultos a Bush; quizá lo llamará contrabandista por el incidente nada claro de la valija diplomática.

Buscará congraciarse con la clase media (porque estamos en campaña electoral) y la tratará con el respeto que el alcalde Barreto no le dio; quizá Barreto sirvió para apuntalar a los extremistas y evidenciar la diferencia entre aquel discurso y el Chávez que tratará de vender ahora de equilibrio.

ES MUY PROBABLE que no nombre a Rosales en todo su discurso, aunque si llega a referirse a él, lo hará con algún calificativo despectivo o sobrenombre que debe haber venido pensando durante su vuelo de regreso en algún punto no definido sobre el Atlántico.

Quizá se debate entre usar o no el ya aburrido apelativo de "frijolito", pero el mismo ya no tendrá pegada, es barajita repetida.

Estarán los de siempre, que le reirán las gracias a mandíbula batiente y hasta se las aplaudirán; pero al grueso de los venezolanos les parecerá más de lo mismo.

Cuando tenga una hora hablando y se dé cuenta que no está conectando, que aburre ya con su misma retórica, apelará de inmediato al recurso de la polarización, del insulto y la amenaza, tratando de infundir miedo, lo que lo volverá a alejar de la clase media y pretenderá acercarlo a los presentes para que se emocionen.


HAY TEMAS que con total certeza no estarán presentes en el discurso del candidato (por tercera vez) Chávez.

No hablará de seguridad, de los muertos a manos del hampa durante estos diez días que estuvo "invirtiendo" nuestra riqueza petrolera en sus proyectos antiimperialistas; tampoco hablará de empleo, de cuántos han quedado en la calle durante estos 7 años de su gobierno ni de cómo hacer para que todos los que están en la economía informal puedan algún día devengar salarios dignos con un sistema de seguridad social integral; mucho menos hablará hoy de viviendas, de cuántas no ha construido en estos 7 años ni de cuántas pretende construir pero tampoco construirá en su eventual reelección; y tampoco hablará de corrupción, de los casos que ha mandado a silenciar para que no afecten la revolución.

PASARA HORAS PELEANDO con el imperialismo yanqui, pero no le dará respuestas a los problemas graves que enfrentan los venezolanos a diario. Más de lo mismo.

A las promesas incumplidas en 7 años, por culpa de los "golpistas, fascistas y terroristas" de la oposición, en el discurso del candidato Chávez se unirán tres meses más de nuevas promesas que todos sabemos nunca cumplirá.

No hace falta ser adivino para saber desde ya lo que será hoy el discurso del candidato Chávez.