Tuesday, August 29, 2006

Privatizan PDVSA por partes

La venta de Lyondell
Editorial
TalCual

En medio de la indiferencia nacional el gobierno “revolucionario” avanza raudo en la privatización de Pdvsa. Después de la creación de las “empresas mixtas” ahora tocó el turno a Citgo. Hace poco, como se sabe, Citgo, es decir, Pdvsa, vendió sus acciones en la refinería de Lyondell, que montaban al 41,25% del total.

Pdvsa se desprendió, privatizándolo, de uno de sus importantes activos en el exterior. Pero como si fuera poco, Citgo hizo un mal negocio. Lyondell va a continuar refinando 230 mil barriles diarios de petróleo venezolano, con base en un contrato por cinco años, a precios de mercado, ya que durante años anteriores los precios estaban por debajo de los actuales precios del crudo.

Pero en lugar de mantener su 41% de acciones y beneficiarse del nuevo contrato, Citgo prefirió vender su parte y salirse de un negocio donde es el valor agregado en el proceso de refinación lo que realmente cuenta. Como lo dijo el presidente de Lyondell, Dan F. Smith, eufórico con la compra de las acciones venezolanas: “Esta adquisición, a la par con un nuevo contrato de petróleo crudo basado en precios de mercado, establece el verdadero valor de este activo único y contribuye significativamente al valor de las acciones”.

Y agregó: “Ahora nos beneficiaremos totalmente de las actuales condiciones de fortaleza del mercado refinador, las cuales creemos que continuarán en el futuro previsible”. Condiciones y nuevo contrato que, obviamente, podrían haber beneficiado a Citgo, de haber mantenido su porcentaje de acciones. Pero prefirieron venderlo a una empresa del imperio y reducir así nuestra presencia en el más importante mercado petrolero mundial.

El primer paso en el proceso de privatización ya había sido dado con la creación de las empresas mixtas. Esto ha sido presentado casi como una hazaña nacionalizadora, cuando en verdad lo que significa es desnacionalización.

Anteriormente, las empresas que desarrollaban los llamados contratos operativos, simplemente extraían el crudo, que entregaban a Pdvsa, a cambio de una remuneración por sus servicios.

¿Qué la remuneración era muy alta o que las empresas no pagaban correctamente sus impuestos? Pues con reducir la remuneración y ajustarles los impuestos bastaba.

Pero Pdvsa prefirió privatizar la relación y se asoció con las transnacionales. Éstas, de simples prestadoras de un servicio, por el cual cobraban, pasaron a ser socias, dueñas, en diversas proporciones del petróleo que extraigan del subsuelo y que ahora colocarán por su cuenta en el mercado mundial. En otras palabras –tal como lo apuntó un grupo de economistas petroleros vinculados al chavismo, pero muy críticos del desempeño de Rafael Ramírez–, de una empleada doméstica Pdvsa hizo una especie de concubina, con derechos de propiedad sobre parte del activo petrolero. Desnacionalización, en nombre del “antiimperialismo” y de la “soberanía”.

Doble discurso. Doble moral. Doble coba.